El trabajo de parto es un proceso fisiológico que
termina con la expulsión del feto y los anexos
embrionarios a través del canal del parto, proceso
mediado por contracciones uterinas acompañadas de borramiento y dilatación cervical.
Más allá de lo anterior el trabajo de parto y el parto tienen que ser una vivencia satisfactoria que incluye, además de brindar las mejores prácticas
basadas en la evidencia científica, “respetar la fisiología del parto; intervenir solo lo necesario; identificar,
comprender y respetar los aspectos socioculturales de
la gestante; brindarle apoyo emocional; darle poder
de decisión, y garantizar su autonomía y privacidad”.
Estos deberían ser los criterios para evaluar la calidad
en la atención del parto, en un concepto humanista
amplio, que lleva a tener en cuenta, no solo los criterios clásicos de calidad, sino también dominios
relacionados con los derechos humanos, la cultura de
la gestante y principios éticos fundamentales. El no cumplimiento de estos criterios
podría determinar un parto acompañado de una
percepción de maltrato, lo que se ha consignado bajo
la denominación de violencia obstétrica.
Las sociedades científicas deberán jugar un papel
muy importante a fin de lograr que se cumplan los
principios de la atención del parto con excelencia y
con equidad para todas las gestantes. En primer lugar,
deberán sensibilizar a los especialistas en obstetricia,
anestesia, pediatría, a los médicos generales y enfermeras, en la importancia de respetar los derechos
de las gestantes en trabajo de parto, con base en un
comportamiento ético, solidario y educado, más allá
de las limitaciones institucionales, donde se ejerza
el arte de la obstetricia basado en la mejor evidencia
disponible.
Desde el punto de vista académico es indispensable que los estudiantes ligados con la atención del embarazo y parto tengan clara la importancia de respetar la autonomía de las pacientes, como también reconocer, entender y sobre todo respetar las diferencias culturales.
La humanización de la atención al parto va más allá de los protocolos, los cursos de
Medicina basada en la evidencia científica y Perinatología, del Programa de
Psicoprofilaxis o el de maternidad y paternidad responsables; significa el conjunto de
elementos necesarios, basados en los conocimientos científico/tecnológicos, las
actitudes y convicciones , para lograr que el proceso del parto constituya un
acontecimiento trascendental en la vida de la mujer, con el cúmulo de sensaciones,
percepciones y sentimientos mediados mayoritariamente por la autorrealización
personal y la satisfacción de sus necesidades humanas.
Fuentes:
- Gaitán-Duarte, Hernando, & Eslava-Schmalbach, Javier (2017). EL PARTO: EVENTO QUE EXIGE LA EXCELENCIA DE LA CALIDAD EN LOS SERVICIOS DE SALUD. Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología, 68(2),97-101.
- Moreno-Santillán AA, Celis-González C, Posadas-Nava A, et al. Descripción de la curva de trabajo de parto en un hospital de tercer nivel de atención. Ginecol Obstet Mex. 2018;86(06):368-373.
- Borges Damas, L., Sánchez Machado, R., Domínguez Hernández, R., & Sixto Pérez, A. (2018). El parto humanizado como necesidad para la atención integral a la mujer. Revista cubana de obstetricia y ginecología, 44(3), 1-12.
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